martes, 24 de febrero de 2009

-¿Te acuerdas de lo que hablamos acerca de decirnos siempre la verdad?¿Pasara lo que pasase?
Asentì.
-Pues bien, èsta es la verdad, Lia. Yo no quiero que te quedes aquì. ¿Què vas a hacer? ¿Quedarte sentada junto a mi cama y leerme algo? De ninguna manera, cuando podrìas estar en Marrakech y Essiooo...
-Essaouira.
-Sì. Allì.
-Pero no serà lo mismo sin ti. No. Yo no quiero ir ahora.
-Tienes que ir.
-No es cierto.
-Sì lo es.
-No puedes obligarme.
-Sì puedo.
-No puedes.
-Sì puedo.
-¿Còmo?
Zoom suspirò.
-No lo entiendes, ¿verdad? No puedo ser responsable de que no vayas, y no es justo que me cargues con esto cuando estoy en estas condiciones. -Se recostò sobre las almohadas y lanzò un gemido largo, fuerte y teatral-. Oooooooooh. Aaahhhhhhhh. Iiiiiiiiiiiiii. ¿Ves? El dolor fìsico es una cosa, pero cargar con el dolor mental de saber que no sòlo te arruinè el fin de semana sino ademàs el cumpleaños de tu mamà serìa demasiado. Cuànta culpa. Cuànta culpa...
-Te dirè una cosa -respondì-. Sigue con la fotografìa, porque una cosa es segura: como actor, no tienes futuro.
Lamentablemente, mi resistencia a su actuaciòn de aficionado no hizo màs que darle màs ànimo. Apoyò el dorso de su mano sana sobre la frente y siguiò actuando lo màs tràgicamente que podìa.
-Què cruel eres por hacerme esto. ¡Oooooohhhh, què tortuuuuuura meeeeentaaaaaal! la carga que debo soportar. El peso del mundo. (Suspiro, y otro suspiro). Imagìnate el daño que causarìas si hicieras el papel de màrtir y te quedaras a atender mis necesidades, mis humildes necesidades. Me harìas sentir un fracasado (mirò con aire triste su pierna enyesada), ademàs de lisiado. Castrado. Probablemente tendrè que hacer terapia durante años y años para superarlo.
Tuve la sensaciòn de que me estaba manipulando, chantajeando o algo asì, y tambièn presentì que Zoom no iba a aceptar un no por respuesta.
-De acuerdo. Està bien. Tù ganas. Cualquier cosa con tal de que se termine esta actuaciòn horrenda. Irè. Irè. No quisiera que pasaras el resto de tu vida en terapia.
Zoom volviò a sentarse y sonriò.
- Bien. Porque quiero que hagas algo por mì.
- ¿Què cosa?
- Que saques fotos. De todo. Ya que no puedo ir, te darè mi càmara digital para que la lleves y me traigas todo en imàgenes.
-Por supuesto. Y vendrè a verte todas las noches antes de ir, y tambièn apenas regrese.
-Bien. Y una cosa màs. Otra vez aquello de la verdad. En serio. Quiero que me lo cuentes todo. Lo que veas, oigas, sientas, saborees, y no te guardes nada por temor a que me sienta mal por habèrmelo perdido. Ya sè lo que me estoy perdiendo y por eso quiero oìrlo todo de ti cuando vuelvas.
Entrelazò el dedo meñique de su mano sana con el dedo meñique de mi izquierda y tirò de èl.
-La verdad - dijo.
-La verdad - repetì.
-Excelente. Ahora bien. ¿Queda algo de esa tartaleta o Mac se la comiò toda?