viernes, 20 de febrero de 2009

JUZGAR
...Es tàn fàcil... Pareciera que hemos nacido con este don; Claro, estamos hablando de juzgar a otros: sus decisiones, su manera de hablar, de conducirse, de opinar, de vivir...
Ahora: ¿Què hay de juzgarnos a nosotros mismos con el mismo ènfasis o con la misma vara?.
Somos ligeros para emitir juicios u opiniones, pero ¡cuànto nos duele cuando otros actùan de esa manera con nosotros!.
Es muy siemple, casi sencillo decirle a otro còmo actuar, què decir, què decidir, còmo conducirse en una determinada situaciòn por la que nosotros no hemos transitado jamàs, pero que nos consideramos con suficiente autoridad como para opinar sobre el tema.
Ciriticamos, juzgamos y ordenamos:
Pero ¿què harìamos si estuvièramos en su lugar, si tuvièramos que tomar sus decisiones, o solucionar sus problemas?.
No tenemos derecho de emitir juicios cuando no estamos ni estuvimos en los zapatos del otro; y por otra parte, es increìble lo duro que somos al criticar o condenar a los demàs.
¿Somos asì con nosotros mismos?
No, por supuesto que no. Hasta nos molesta la forma en que los demàs se dirigen hacia nosotros haciendo referencia sobre nuestro actuar, y pretendemos que sean màs "flexibles y comprensivos".
"Con la vara que midamos, seremos medidos", serìa importante que lo tengamos en cuenta antes de pensar o hablar sobre còmo actùan los demàs y las decisiones que toman, sabiendo que, para estar en su lugar o puesto, seguramente nos falta recorrer algunos miles y miles de kilòmetros.