sábado, 3 de enero de 2009

Ventolina: - Las varitas màgicas no se pueden usar para cualquier cosa. Sòlo para cosas importantes.
Terremoto: (la presiona jugando) - Entonces no sirve: ¡ròmpela!.
Ventolina: - Mira, Terremoto...
Terremoto: - Mira, Ventolina... (canta y baila)
Una varita de hada no sirve de nada
si no puede hacer que una princesa traviesa
encuentre un buen novio y se case con èl.
Para què sirven, para què estàn
si las hadas tontas no las usaràn para ayudar al amor.
Por eso, yo, Ventolina, oh hada madrina,
quisiera tener una varita chiquita
que encuentre un buen novio y me case con èl.
Que me haga reìr, saltar y brincar
y su luz de amor brille en la oscuridad.
Ventolina: (cantando y bailando) - ¡Ah,no, señorita princesa!
usted no harà su voluntad.
¡Ah,no,princesita traviesa!
El gusto no le puedo dar.
Terremoto: - Si las hadas que hay hoy en dìa
no sirven de nada al amor
y vuelven su espalda una joven, hada madrina
(con pose operìstica) ¡oh,gran Ventolina.. os podèis jubilar!.
Ventolina: (escandalizada) - ¿Yo , señor?
Terremoto: - Si , señor!
Ventolina: - No, señor.
Terremoto: - Si señor.Nunca he visto un hada tan pava, les juro que nunca jamàs.
Ventolina: - Contra dragones y brujas, las hadas sus varas deben apuntar.
Terremoto: - Nada me asustarà porque el amor me prote y ya no existirà bruja o dragòn, que me asuste a mì.
Las hadas y sus varitas no sirven de nada en cosas de amor, ellas fueron inventadas para grades cosas de piedra y cartòn.
(perdida en sus ensueños, se sienta a la mesa donde estuvieron los trovadores) Una varita quiero en mi mano tener, que no asuste dragones ni rompa portones. (suspira)
Ventolina: (se le acerca entre divertida y tierna) - ¡ Ay! ¡Què chica, què chica! ¿ Què es lo que suplicas?.
Terremoto: (entre suspiros) - ¡Me quiero casar!
Ventolina: - ¡ Ah, no !
Terremoto: - ¡ Ah, sì!, si ese leñador no fuese leñador, me casarìa con èl.